En el verano de 2006 Tulio Crespi nos recibió en su fábrica de Balcarce donde construyera los monopostos de mayor trayectoria en el automovilismo argentino, muchos de ellos fueron exportados a distintos países latinoamericanos. Tulio fue uno de los primeros en construir autos fuera de serie en el país y de eso nos habla en esta entrevista.
Tulias y Tulietas
Tulio, ¿empezó con los fuera de serie casi por casualidad?
Y más o menos. Fue a pedido de Nasif Estéfano quien después de pegarse con el Torino me pidió que hiciera algo para salvarlo. Y así fue que empecé haciéndole unos cambios importantes en la carrocería que quedó más corta y más baja y con el techo en caída. Así nació lo que sería el primer Tulia.
¿Cuantos vendió?
No me acuerdo exactamente, pero habrán sido mas o menos cincuenta.
¿Cómo fue el proyecto Alpine II de Renault?
Ellos tenían planes de hacer un auto deportivo mediano con la mecánica del Renault 12, así que me llamó directamente el Vicepresidente de IKA-Renault interesado en el Tulieta que yo había construido con esa mecánica. Fui a la entrevista directamente con el auto que tenía un montón de chiches, como los faros retráctiles y una muy buena terminación. El tipo lo miró en detalle y quedó impactado. Dimos un par de vueltas y al volver me dijo: “está bien, hagámoslo”. La idea era fabricar entre 70 y 80 por mes así que me entusiasmé tanto que, sin firmar ningún contrato, me puse a trabajar en el desarrollo de la matricería y todo el instrumental necesario para fabricarlos. Además, teníamos que pensar en buscar otro lugar porque el taller de Chacarita nos iba a quedar chico.
¿Y qué pasó al final?
En esa época Renault le compra la parte a IKA y se queda con todo el control de la empresa. Las nuevas autoridades, creo que un poco asustadas por la situación económica del país, deciden parar todo y, bueno, lamentablemente se perdió esa oportunidad.
¿También trabajó con la línea Ford?
Sí, hice unas modificaciones sobre una cupé Taunus, pero no pasó de hacer una muestra y nada más.
Un argentino en París
¿Cómo llegó al Salón de París?
Me llegó una invitación de la organización. En ese momento mis autos aparecían publicados en los catálogos internacionales de revistas de Francia, Alemania y Japón; yo les enviaba las fotos y la información y ellos las publicaban, es decir, que ya me conocían aunque no tenían una idea clara del tamaño de la empresa, tené en cuenta que sólo teníamos el taller en Chacarita.
¿Cómo llevó los autos?
Aproveché un vuelo de la Fuerza Aérea que tenía que ir a París y los cargué en un Hércules.
¿Qué autos llevó?
Me acuerdo que llevé una Tulieta GT y un Tulia.
¿Qué decía el público europeo?
Realmente, fue una sorpresa. La gente se interesó mucho y me preguntaban cuánto salían, inclusive, uno se ofreció a representarme. Yo, la verdad, no tenía pensado venderlos allí y no fui con una idea clara de precios, de cualquier manera no era tan sencillo.
¿Por qué?
Y… por la situación del país. Se había disparado la inflación, todo era muy inestable, además había que establecer toda una logística para enviar los autos, garantizarles servicios y repuestos allá y la verdad que no estábamos en condiciones de hacerlo.
¿Tiene pensado algún proyecto nuevo?
No, a esta edad ya no tengo ganas de volver a hacer autos de calle, fue una linda etapa de mi vida pero siento que ya pasó.
Entrevista realizada el 19 de enero de 2006.
En 2013, volvimos a entrevistarlo. La nota fue publicada en las ediciones nº 8 y nº 9 de la revista digital Autohistoria.
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