JMD

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JMD fue una pequeña empresa de la cual Google no da ningún resultado en su buscador pero que, gracias a los archivos de la hemeroteca digital “Fray Francisco de Paula Castañeda”, de la provincia de Santa Fe, se pudo saber que su planta industrial estaba en Córdoba. Solo se tiene registro de que estos vehículos se vendieron en Santa Fe de la Vera Cruz.

No pudimos comprobarlo, pero suponemos que las siglas hacen referencia a las iniciales del creador o de aquellos integrantes de la sociedad. Leyendo las ediciones del diario El Litoral, de aquella ciudad, nos encontramos con una cantidad importante de avisos de esta empresa, que suscitaron la curiosidad de quien suscribe estas líneas. Así se empezó con la investigación.

Pero es mejor situarse en el contexto histórico que no nos permite mentir. Entre el final de la década del 50 y el principio de la siguiente se vivió una verdadera revolución industrial y automotriz (gracias al régimen de promoción industrial). Se instalaron muchas empresas de capital extranjero y se propició la iniciativa local, que respondió de manera numerosa.

JMD se sumó a esta incipiente movida. Así, esta empresa, constituida a mediados de 1962, se hizo presente en el stand n° 40 de la 56ª edición de la prestigiosa Exposición Nacional de Ganadería e Industrias de la Sociedad Rural de Santa Fe, donde presentó dos modelos bien diferenciados: una pick up de 350 cc, la cual tenía un precio de lista de $160.000 – que se entregaba con un adelanto de $ 80.000 – y un furgón de 200 cc con un precio de lista de $127.000, el cual se entregaba al abonar en concepto de adelanto $30.000. Como si fuera poco, se podía solicitar un bono gratis de una motoneta que producía la misma empresa con motor Sachs, fabricado en Argentina por Televel.

Pareciera que un inicio más auspicioso que este no podía haber. En la mencionada muestra, los vehículos fueron distinguidos con diploma de medalla de oro y primer premio, según lo testimonia un pomposo aviso de grandes dimensiones publicado en El Litoral en la edición del miércoles 5 de septiembre de 1962.

Funcionales y económicos

Desde el punto de vista técnico, el modelo pick-up (llamado así por la empresa) tenía motor Jawa de origen checoslovaco, de dos tiempos refrigerado por aire. Su cilindrada era de 350 cc (diámetro x carrera: 58 x 65) y la relación de compresión de 6,5 a 1, lo cual le permitía erogar una potencia de 16 hp y alcanzar una velocidad máxima de 75 km/h. Su consumo se estimaba en 6 litros cada 100 kilómetros. Contaba con suspensión y frenos hidráulicos. Su cabina y caja estaban realizadas en resina poliéster reforzada con fibra de vidrio. Disponía de una capacidad para 3 personas y 400 kg de carga, respectivamente.

En tanto, el furgón «Gauchito», de funcional concepción para el transporte de cargas, “llamaba la atención por sus novedosas líneas y gran capacidad”, según sostenía el mencionado aviso. En cuanto a su mecánica, era algo más austera y conocida en el mercado local: recurría a un motor Villiers de origen inglés, monocilíndrico de dos tiempos, refrigerado por aire, de 200 cc y una potencia de 10 hp. Su consumo era de 1 litro cada 30 kilómetros. La cabina también estaba construida en material plástico y poseía espacio para dos personas. La capacidad de carga era de 300 kg.

JMD
Los pequeños utilitarios de JMD se comercializaban en Santa Fe a través de la empresa Motocamp S.A.

En octubre de 1962, la espuma no bajaba y la empresa Motocamp S.A. – que comercializaba los vehículos JMD -, inauguró un nuevo local en la calle San Martín 2818 de la ciudad de Santa Fe. Cabe destacar que en el aviso se hacía referencia a que se trataba de una empresa totalmente argentina y aseguraba que “las pick up son un aporte a la industria nacional que nos demuestra una vez más su potencialidad y posibilidades técnicas, ya que se fabrican sin recurrir a inversiones de firmas del exterior”.

Hacia 1963, se decidió que el motor del pick up sea el Villiers del «Gauchito» (reducción de costos, se presume), más pequeño y económico que el Jawa original.

Pero como la mayoría de los emprendimientos de baja escala de la época, el proyecto fue efímero y, a mediados de ese año, se perdieron las referencias sin tener mayores precisiones acerca de lo que fue de la empresa, los vehículos y su producción industrial.

Informe de Esteban de León, editor de Camión Argentino.

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