Koller

Koller

El Koller fue una propuesta de vehículo mediano presentado a fines de la década de 1950 por EKIS S.A. (Establecimientos Koller Industrias Santafesinas), una empresa metalúrgica reconocida por su actividad industrial orientada a la construcción de acoplados para transporte rural y urbano.

Con un establecimiento industrial radicado sobre la Ruta 9 en Carcarañá, provincia de Santa Fe, EKIS acreditaba una dilatada experiencia en el desarrollo de una amplia gama de productos que incluía acoplados reforzados de dos y tres ejes, tanques sobre ruedas para riego, semi-remolques de 1 y 2 ejes y pequeños acoplados de dos ruedas.

El aporte inicial de capital para la constitución de una nueva sociedad para fabricar el automóvil iba a ser aportado por la propia EKIS S.A., invitándose a inversores nacionales y extranjeros a participar de esta «magnífica oportunidad» mediante la suscripción pública de acciones.

La representación, distribución y venta, se realizaría a través de la extensa red de 200 concesionarios que Koller poseía en todo el país.

Por su parte, la producción en la planta de Carcarañá, incluiría entre otros componentes, «ejes, elásticos, llantas, chasis, etc…».

Inspiración alemana

Según las descripciones técnicas del catalogo del Koller, el concepto del vehículo respondía a las tendencias estilísticas europeas del momento y su producción en serie se llevaría a cabo basándose en técnicas de la industria norteamericana.

El Koller era un auto mediano con capacidad para cuatro pasajeros. Su carrocería tipo sedán de dos puertas, y 3,80 metros de longitud, estaba realizada en resina poliéster reforzada con fibra de vidrio y se presentaba en un esquema bi-tonal.

El diseño del Koller estaba inspirado en modelos europeos de la segunda mitad de los años 50, en particular, sus líneas recordaban al Opel Olympia Rekord alemán, importado al país por la General Motors local desde 1957.

Se destacaban los parabrisas y lunetas envolventes con parantes de inclinación negativa, las aletas posteriores, que incluían en su remate faros duales en ambos extremos, y la curiosa ubicación de la rueda de auxilio entre la extensión del paragolpes trasero y la tapa del baúl, al estilo de los autos norteamericanos de posguerra.

El frontal se caracterizaba por la presencia de dos proyectores duales montados sobre la proyección de los guardabarros delanteros, acompañados en su parte inferior por una luz de posición de colocación central. La amplia parrilla presentaba un tramado de estrellas de cuatro puntas y se integraba en el prominente paragolpes de acero cromado que incluía agresivas y salientes defensas.

Koller
Inspiración norteamericana para la ubicación de la rueda de auxilio.

La carrocería se montaba sobre un chasis de tubos de acero soldados, configurándose un conjunto resistente y liviano de sólo 800 kilos que se sostenía sobre neumáticos de 560 x 13 con la infaltable banda blanca.

Los frenos eran a tambor en las cuatro ruedas accionados hidráulicamente. El de mano, de accionamiento mecánico sobre el eje trasero.

La suspensión delantera era independiente con resortes a espirales y amortiguadores hidráulicos tubulares. La trasera presentaba un esquema de eje rígido con ballestas longitudinales y amortiguadores hidráulicos tubulares.

El despeje del auto era de 17 centímetros y su radio de giro mínimo de 9 metros.

Motor dos tiempos

El Koller estaba impulsado por un motor Wartburg tricilíndrico de dos tiempos, 900 cc y 37 hp de potencia, el mismo que equipaba a los Graciela de DINFIA y que la empresa estatal importaba de Alemania Oriental.

La transmisión estaba confiada a una caja de cuatro velocidades hacia adelante y marcha atrás, la palanca de cambio se encontraba en la columna de dirección. La tracción se realizaba sobre las ruedas  delanteras.

El primer prototipo fue construido a lo largo de 1959 y fue exhibido en Rosario entre los días 18 y 24 de octubre de ese año. La carrocería presentaba un impactante laqueado en color rojo, con el techo y partes del lateral en un contrastante blanco enmarcado sobriamente con baguetas cromadas. Las ruedas estaban completamente cubiertas con tasas metálicas de impecable cromado.

El mismo prototipo fue presentado el 3 de diciembre en la planta baja del local de Harrods sobre la calle Florida de Buenos Aires, donde llamó la atención y despertó la curiosidad del público porteño

La ocasión fue propicia para anunciar oficialmente los planes de fabricación a partir del año siguiente y su comercialización desde el segundo semestre a un valor de 230.000 pesos.

Sin embargo y a pesar de estos anuncios, la producción seriada no se materializó y solamente se construyó el mencionado prototipo, cuyo destino aún se desconoce.