La empresa Elio Agustín Grosso S.A. inició sus actividades a mediados de la década del 40 orientándose a la comercialización de implementos agrícolas y evolucionando lentamente hacia la creación de una pequeña planta fabril en la localidad de Las Varillas, situada a unos 200 km de la capital de Córdoba.
En 1978, la empresa empleaba a 90 operarios y tenía una producción mensual de unos 120/140 implementos agrícolas. Fue en ese momento cuando se decidió incorporar a la producción una rama automotriz a través de un camión liviano. El proyecto fue realizado en colaboración con Renault Argentina que prestaba servicios de ingeniería para otras empresas.
Los camiones Grosspal
Nació así el anteproyecto del camión Grosspal, a partir del cual los técnicos de la empresa desarrollaron el primer prototipo. En 1980 se inició la producción y comercialización de las primeras unidades.
La buena aceptación de de los productos obligó a la fábrica a aumentar el número de empleados. Hacia 1986, el número de operarios se había incrementado a 250. Por entonces, desde el complejo industrial de 8000 m2 se podían producir unas 150 unidades mensuales.
El primer modelo que dejó la línea de montaje fue el Grosspal G600. Poseía una capacidad de carga de 3500 kg y estaba equipado con un motor Perkins diésel de 4 cilindros. Posteriormente, se agregó el modelo G640, con la misma capacidad de carga pero equipado con motor Deutz diésel. La evolución continuó con el G660, de 4200 kg de capacidad carga, propulsado por un motor Perkins diésel de 6 cilindros y 102 hp. Por último, se agregó el chasis para minibus B-35 con capacidad para 24 pasajeros.
Los camiones Grosspal se caracterizaban por la funcionalidad de su cabina rebatible realizada en chapa que contaba con un cómodo acceso mediante puertas corredizas. Todos los modelos estaban equipados con dirección hidráulica con tres posiciones de manejo, frenos delanteros a disco, hidráulicos de doble circuito y servoasistidos, caja de velocidad de 4 marchas sincronizadas y una óptima disposición de ejes para distribuir adecuadamente la carga.
Los 90, tiempos difíciles
A comienzos de los 90 el mercado había cambiado drásticamente con la apertura de importaciones y la llegada de rivales de diseños y motorizaciones actualizadas. La respuesta de la fábrica cordobesa fue un rediseño en la cabina de los modelos 660 que pasaron a denominarse G660-D, con motor Deutz, y G660-P, con motor Perkins.
Pero estos cambios resultaron insuficientes para revertir la caída de las ventas. En 1994, Grosspal fue vendida al grupo Vialcam S.A., que priorizó la producción agrícola por sobre la automotriz. Aun así hubo un último intento en 1997 con un nuevo restyling que fue introducido al final de la producción. Se analizó actualizar al modelo equipándolo con un motor Cummins, pero solo lograron montarse con ese propulsor unas pocas unidades de pre-serie.
De exportación
La producción de Grosspal también abastecía también el mercado externo. En 1985 se firmó con la empresa boliviana Enauto un convenio para el ensamblaje en Bolivia de camiones de esa marca. Este acuerdo, formalizado dentro del marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), tenía una duración de dos años, con renovación automática, y contemplaba el envío de 1.000 unidades, a razón de 40 mensuales, desarmadas en grandes conjuntos mediante los sistemas SKD y CKD. En cuanto a los propulsores, se utilizaba el motor naftero Ford I-6 300 importado de EE.UU. También se firmaron acuerdos para el montaje de los Grosspal en Uruguay.
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Foto de apertura gentileza de Camión Argentino