El auto de Manuel Iglesias comenzó a gestarse en 1903. La construcción de las piezas fue realizada de manera artesanal utilizando un torno a pedal, herramientas caseras de elaboración propia, y el fondo de la casa de la calle Colón, en Campana, como taller.
Se trataba de un vehículo utilitario y simple, con capacidad para dos personas. Fue construido con un chasis rectangular de largueros y travesaños con un eje rígido adelante, que incorporaba la dirección, y un eje trasero con diferencial.
Estaba propulsado con un motor mono cilíndrico de 1938 centímetros cúbicos con válvula de escape a la cabeza, ubicado en la parte delantera y poseía una relación de compresión de 3:1. El cilindro era ciego, es decir, sin tapa postiza y la cámara de combustión estaba dividida en dos partes. La superior albergaba al pistón y la válvula de escape, en tanto la inferior forma la antecámara que aloja la válvula de admisión, accionada por leva automática y la bujía de encendido. Ambas cámaras se comunicaban por una ventana de paso reducido que garantizaba una buena velocidad y turbulencia de la mezcla evitando que el motor se ahogara, favoreciendo además el encendido que se realizaba por manivela.
La unidad carecía de acelerador y el regulador de revoluciones mantenía constante el giro del motor en 400 rpm. Podía alcanzar los 12 km/h.
El asiento del conductor estaba realizado íntegramente en madera. Su forma se asemejaba a un banco con respaldo y contaba en su parte inferior con un espacio cubierto para guardar diversos objetos. Las ruedas eran de rayos de madera con llantas de hierro sin cubiertas. En su trompa alojaba los tanques de agua y nafta, ambos de 12 litros de capacidad.
Un detalle importante era la ausencia total de rodamientos; todos los puntos de fricción eran absorbidos por bujes de bronce. Exceptuando la bujía y el magneto, el resto de las piezas fueron construidas artesanalmente por Manuel Iglesias.
El 20 de noviembre de 1907, luego de cuatro años de intensa construcción, Iglesias puso en marcha su vehículo y junto a su mujer, que ese día cumplía 26 años, realizó su primer paseo por las polvorientas calles de la ciudad.
La tranquila rutina de Campana se vio repentinamente alterada por la presencia de un extraño aparato que hacía espantar a los caballos, ladrar a los perros y asombrar a los vecinos. El miedo de Iglesias era atropellar a alguna persona. En cada salida, los niños entusiasmados solían colgarse ocasionándole roturas en los rayos.
Olvido, restauración y reconocimiento provincial
La intención de Iglesias de no producir el auto en serie, sino sólo para su uso personal, quedó de manifiesto cuando pocos años después, le quitó el motor para hacer funcionar una bomba de extracción de agua, también construida por él, y una sierra para cortar leña. En 1935 regresó con su familia a San Martín y desmanteló por completo el vehículo conservando sólo las piezas más importantes.
En 1950, cuando cumplía 80 años, su hijo Juan Carlos volvió a poner en marcha el motor. Don Manuel Iglesias falleció en San Martín el 15 de enero de 1955, ignorando por completo la trascendencia de su obra.
A partir de 1971, el ingeniero Arnoldo Lucius, director del Instituto Americano de Motores, donde Juan Carlos Iglesias (duodécimo hijo de Don Manuel) era profesor de la cátedra de motores diésel, se propuso lograr su reconocimiento oficial como primer automóvil argentino. Para ese entonces sólo se encontraban en perfecto estado y funcionamiento el motor, el diferencial y parte de la caja de velocidades. Se iniciaron gestiones ante las autoridades nacionales del Rotary Club, se buscó documentación y testimonios de testigos de la época. Entre 1972 y 1973 se reconstruyó por completo el auto y se creó una comisión para construir un monumento que finalmente se inauguró el 25 de noviembre de 1973 en la plaza Eduardo Costa de Campana.
El 2 de octubre de 1975 la legislatura de la provincia de Buenos Aires aprobó el proyecto presentado por el senador Don Julio Armesto y sancionó la ley Provincial 8501, por la cual la ciudad de Campana fue oficialmente declarada «Cuna del Primer Automóvil Argentino». Al mismo tiempo, se instituyó el último domingo de noviembre como «Día del Automóvil Argentino».
Por iniciativa del Club Primer Automóvil Argentino “Manuel Iglesias”, el 18 de octubre de 1997 fue inaugurado el museo municipal que lleva su nombre, donde su obra es exhibida en forma permanente.
Diez años más tarde, en noviembre de 2007, la ciudad de Campana rindió un merecido homenaje a Don Manuel con una gran exposición en donde se celebraron los primeros cien años del primer automóvil argentino.
En agosto de 2016 fue su tierra natal la que se ocupó de honrar su obra. En Villa de Cruces, Pontevedra, España, se realizó la inauguración oficial de un monumento que rinde homenaje al primer automóvil argentino, creado por don Manuel Iglesias.