El Ñandú fue un vehículo multipropósito desarrollado por el Ejército Argentino. Luego de las frustradas experiencias previas por constituir una industria automotriz nacional, durante la Segunda Guerra Mundial sectores de las Fuerzas Armadas habían asumido la gravedad de la dependencia del exterior respecto a materiales y productos que pudieran ser aplicados a las necesidades de la defensa nacional.
En 1943, el ingeniero Martín Reuter, oficial de reserva, fue convocado por el Ejército Argentino para concebir un vehículo todoterreno y multipropósito a semejanza del Jeep norteamericano que por entonces se había convertido en un arma fundamental de las tropas aliadas en territorio europeo.
Aunque el modelo de referencia era extranjero, el vehículo debía adaptarse a las necesidades locales. Si bien se priorizaba su aplicación en el ámbito militar, también se había previsto su empleo en funciones civiles de transporte, tanto de carga como de pasajeros.
En la planificación del proyecto del Ñandú se tuvieron en cuenta tres etapas:
- Estudio, diseño y construcción de los prototipos.
- Fabricación en escala reducida (del orden de unas centenas) con máquinas de construcción y demás elementos existentes.
- Organización de una fábrica de automotores con equipos y máquinas especiales de fabricación.
El mayor desafío radicaba en el diseño del sistema de doble tracción. En esos tiempos no se contaba con literatura ni elementos estándar para construirlo, por tal motivo, se pensó en la adopción de tracción delantera de Citroën o DKW, decidiéndose por esta última, al ser más factible la fabricación en el país de las juntas homocinéticas Jung.
La caja de cambios fue diseñada por Reuter, teniendo en la parte superior tres velocidades y en la parte inferior relaciones de alta y baja, con una salida para cada diferencial. El chasis consistía en dos perfiles rectilíneos de sección U, unidos por travesaños soldados.
El motor debía ser de seis cilindros y 3,7 litros de cilindrada, que pudiera usarse también en colectivos. Fue construido totalmente en el país, en las Fundiciones Santini. El cigüeñal se realizó a partir de un trozo de acero SAE 1045-1050 torneado.
El Ñandú y el Nahuel
Entre 1943 y 1945 se construyeron dos prototipos de vehículo todo terreno. Se trataba de un blindado denominado Nahuel (Tigre) y un modelo con tracción integral que recibió el nombre de Ñandú.
El Nahuel era un carro blindado de 35 toneladas accionado por un motor de 450 hp, diseñado para poder desplazarse sobre todo tipo de terreno a una velocidad media de 40 km/h.
La presentación en sociedad del Nahuel se realizó en el desfile militar sobre la avenida Alvear (hoy Avenida del Libertador) del 9 de julio de 1944, en conmemoración del 128º aniversario de nuestra independencia.
El Ministerio de Guerra resolvió denominar a este modelo “Baisi 1943”, en reconocimiento a la labor desempeñada en su construcción por el Teniente Coronel Alfredo A. Baisi, jefe del Arsenal Esteban de Luca, dependiente de la Dirección General del Material del Ejército.
En ese sentido, el ministro justificó la medida y sostuvo que “la obra realizada, sin disponer el país de una industria pesada en que apoyarse, ni de la documentación o modelos técnicos en que inspirarse, ha obligado a poner en juego la máxima iniciativa y capacidad industrial de nuestros técnicos y obreros, logrando así lo que podría calificarse sin temor de ‘milagro industrial’, sobrepasando ampliamente las más caras esperanzas que pudieran cifrarse; que ello se ha logrado, por una parte, por el esfuerzo conjugado de técnicos, mecánicos y obreros del Arsenal Esteban de Luca, y por la obra, por la fe, energía, capacidad técnica y actividad constante de su jefe, Teniente Coronel Alfredo A. Baisi.”
Los dos primeros prototipos de ambos vehículos se completaron en septiembre de 1945 en los talleres del mencionado arsenal, ubicado en la ciudad de Buenos Aires. Poco después se construyeron otras dos unidades.
Las pruebas del Ñandú
En 1946, a través del Coronel Oscar Silva, se les acercó el proyecto del Ñandú al presidente del Banco Central, Miguel Miranda y al presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, para que ambos evaluaran su posible producción seriada destinada a equipar al Ejército Argentino.
A tal efecto, se efectuaron las pruebas correspondientes y, según un informe de ensayos realizado por la Escuela de Tropas Mecánicas del Regimiento con asiento en Entre Ríos, el vehículo reunía las siguientes características:
“El motor es de seis cilindros con camisas húmedas intercambiables y tiene una potencia de 90 hp. El vehículo posee tracción y suspensión independiente en las cuatro ruedas. La carrocería de chapa posee dos asientos enterizos con capacidad para cinco personas con un pequeño baúl de carga atrás”.
Se produjeron en total cuatro prototipos que quedaron a disposición de la Dirección General de Fabricaciones Militares para proseguir con los ensayos y evaluaciones con vistas a iniciar su producción.
Finalmente, la fabricación quedó descartada por razones de costo. En 1946, el Gobierno decidió adquirir un lote importante de Jeeps Willys norteamericanos nuevos, a través del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio), los cuales a un costo de 700 dólares resultaron más económicos que los manufacturados aquí.