Proyecto R40 era el nombre interno de la propuesta de IKA-Renault para remplazar al Torino. El impacto mediático positivo que tuvo la buena actuación del auto argentino en las 84 horas de Nürburgring de 1969 repercutió favorablemente en su imagen y le permitió consolidarse como el coche de alta gama y deportivo más vendido y deseado del país.
Al comenzar la década de 1970 IKA-Renault presentó el primer restyling del modelo que fue desarrollado por el equipo de diseño de la empresa. Pero previendo la mayor competencia que se vendría en esa década con nuevos actores, en particular de las empresas de origen norteamericano, la fábrica de Santa Isabel comprendió la necesidad de un rediseño más radicalizado.
El proyecto, denominado R40, comenzó en Córdoba en 1971 y fue uno de los pocos diseños integrales que se desarrollaron en el seno de una empresa automotriz radicada en el país. La segunda generación del Torino debería ser concebida con un criterio propio que lo alejara de las líneas originales Rambler, las cuales habían sido “latinizadas” por el genial lápiz de Pininfarina.
El auto mantendría la experimentada y confiada mecánica del Torino anterior, tanto en la motorización, como en la transmisión y suspensión. Como en la serie original, fueron previstas dos versiones, una cupé y un sedán cuatro puertas.
La responsabilidad del proyecto de la carrocería quedó a cargo de Ricardo Teodosio, jefe de Estilo de IKA-Renault. Para su ejecución, un equipo de diseñadores y técnicos argentinos se instaló en el Centro Técnico de la Régie Renault para trabajar en conjunto con sus colegas franceses. Allí se materializó la maqueta de la carrocería en escala 1:1 que luego fue enviada a Córdoba para su posterior desarrollo.
Un Torino de inspiración Renault
La imagen del proyectado Torino se emparentaba con el estilo de los modelos Renault 15 y 17 de comienzos de los años 70, caracterizada por una marcada moldura central en el lateral, herencia de la línea flecha introducida en el Renault 12. Una cintura más baja, luneta de mayor inclinación; la marcada caída de la tapa el baúl y una cola más alta le daban un aspecto más dinámico.
El remate de la parte posterior y el diseño del grupo óptico trasero se adelantaba al estilo que se conocería con el Renault 18, presentado en Europa a fines de los 70 y en nuestro país en 1981.
Una curiosidad que presentaba el prototipo era la utilización, como parabrisas, de la luneta invertida del Renault 12, posiblemente una licencia en la construcción del modelo experimental a ser remplazada en el eventual auto de serie.
El aspecto más discutible y llamativo del nuevo estilo se encontraba en la trompa, la cual condicionada por el tamaño del motor, resultaba muy alta e impedía el dibujo de una cuña más acentuada como se buscaba. Presentaba faros principales en una curiosa disposición vertical, una parrilla central plástica con faros auxiliares cuadrados integrados, paragolpes más estilizados con protección de caucho y debajo de ellos en los extremos alojaba las luces de posición y giro.
Otro prototipo de estudio presentaba un lateral con cuatro puertas y otro con dos, con modificaciones en el interior y en la trompa. En este caso el cambio de estilo en relación a la propuesta anterior mostraba cuatro proyectores redondos integrados a una parrilla plástica en negro mate que ocupaba todo el ancho del frontal y lucía el logo Torino en el centro.
El desarrollo del nuevo estilo del auto se realizó en paralelo al del motor siete bancadas y a la experimentación de un sistema de inyección de combustible Bosch. El mencionado motor vio la luz en 1973, fue bautizado como Torino y remplazó al Tornado Interceptor de la primera generación. Por su parte, el proyecto de inyección de combustible quedó trunco cuando falleció en un accidente aéreo su principal impulsor y presidente de IKA-Renault, Yvon Lavaud.
Proyecto archivado
El prototipo final estuvo concluido en 1975; muchas de sus piezas y mecanismos fueron construidas artesanalmente en la propia fábrica y con la colaboración de proveedores autopartistas externos.
En la etapa final de desarrollo fue sometido a rigurosos ensayos dinámicos los cuales dieron un resultado técnico favorable. Aprobado el prototipo, sólo faltaba el estudio de factibilidad comercial e industrial que le diera luz verde a la ejecución seriada. Para ello se realizó una cumbre especial de las autoridades de la empresa, para entonces reconvertida en Renault Argentina luego de que la casa matriz francesa adquiriera la mayoría del paquete accionario.
La crisis del petróleo de 1973 y su impacto en el precio de los combustibles, sumada a la inestabilidad económica que azotaba al país y a una demanda que mostraba una tendencia cada vez más acentuada hacia los automóviles de origen europeo de menor consumo y dimensiones, desaconsejaron realizar la inversión necesaria para poner en línea de producción el nuevo modelo.
Aunque el Proyecto R40 no superó la instancia de prototipo, algunas de sus soluciones funcionales y estilísticas aparecieron en los modelos ZX y GR de la última serie Torino presentada en 1979, como los asientos delanteros con apoyacabezas integrados, el rediseño de los paragolpes y la reubicación de las luces de giro y posición.
Al margen de las consideraciones acerca de su diseño, este proyecto de IKA-Renault es un testimonio de una etapa de la industria automotriz argentina en la cual todavía era posible pensar, proyectar y construir en función de las necesidades locales, con independencia de las casas matrices y libre de los mandatos de la globalización.