En 1959, José Mario Serra Lima, piloto con trayectoria en la motonáutica, incursionó en el ámbito del automovilismo construyendo un prototipo GT sobre mecánica Ford de 1947.
Al propulsor original se le efectuaron una serie de modificaciones para dotarlo de aptitudes más deportivas. Se le incorporó un cigüeñal de 33/4 y nuevos pistones de aluminio construidos localmente por la firma Mahle.
La tapa de cilindros era de origen Edelbrock que determinaba una relación de compresión de 9,5:1.
El combustible ingresaba a través del múltiple de admisión por la acción de tres carburadores de marca Ford alimentados por bomba mecánica a diafragma accionada por un árbol de levas B.B. de producción nacional.
La carrocería fue diseñada por el propio Serra Lima y construida enteramente en aluminio por Santos Costa. Estaba montada sobre un chasis de largueros de sección rectangular unidos por tres travesaños. La construcción estuvo a cargo de José Raponi.
El habitáculo contaba con dos plazas, un volante de tres rayos realizado en madera y aluminio, de estilo europeo, completo panel de instrumentos, con cuenta vueltas en el centro, y medidores de temperatura y presión de aceite en los laterales.
Las butacas incluían apoya cabezas y estaban tapizadas en estilo escocés. El resto estaba recubierto con una alfombra de felpa de color bordó.
Las primeras pruebas realizadas en el autódromo de Buenos Aires dieron muy buenos resultados tanto en su tenida como en la respuesta de los frenos.
A pesar de estos resultados y su muy buena construcción nunca se previó su construcción seriada.
En la actualidad, el vehículo es propiedad de la Asociación Argentina de Automóviles Sport (AAAS) y se exhibe en su sede.
Fuente: revista Velocidad, agosto de 1959