La introducción del pequeño Heinkel en el medio local se inició en febrero de 1958, cuando Los Cedros, representante también de la marca norteamericana Studebaker, comenzó la comercialización de unidades armadas en su establecimiento industrial.
En 1959, una vez vigente el régimen especial de promoción, fueron aprobados por la Secretaría de Industria y Minería, los planes de producción que proyectaban el montaje de 550 unidades para el primer año y 1100 para los cuatro siguientes. Al mismo tiempo, Los Cedros obtuvo la representación exclusiva para Sudamérica, a través del acuerdo firmado con la casa matriz, el cual además contemplaba la posibilidad de exportar vehículos a países limítrofes.
Un ratón en medio de la jungla
El Heinkel Kabine 154 era una microcoupé que se caracterizaban por su bajo consumo y costo de mantenimiento. El Heinkel podía recorrer una distancia de 100 kilómetros con poco más de 3,5 litros de nafta, a un consumo promedio de 28 kilómetros por litro. Con un tanque de combustible de 16,9 litros lograba una autonomía de aproximadamente 480 kilómetros. Teniendo en cuenta que se trataba de un automóvil citadino, su velocidad máxima de 90 km/h era más que satisfactoria.
Por su configuración estructural, su carrocería era de tipo autoportante. La parte superior se conformaba a partir de una estructura ovoide de caños, recubierta por paneles de chapa. El piso era una plataforma plana estampada para otorgarle mayor rigidez. La unión de los paneles a la estructura y al piso se efectuaba a través de soldadura.
Se destacaba por su amplia superficie vidriada con ventanas fijas y curvas. Con sólo 2500 mm de longitud y apenas 1370 mm de ancho, podía albergar en su cabina hasta cuatro pasajeros. El acceso a las cuatro plazas se efectuaba por un amplio portón delantero abisagrado sobre el parante izquierdo.
El Heinkel estaba equipado con un motor de un cilindro de 198 cc y 4 tiempos refrigerado por aire, el cual se montaba inclinado sobre el eje trasero. Con una relación de compresión de 7.5:1, erogaba una potencia de 10 hp a un régimen de 5500 rpm.
La transmisión era trasera y mediante cadena. Empleaba una caja de velocidades manual de 4 marchas hacia delante y marcha atrás.
La suspensión presentaba un esquema independiente sobre las cuatro ruedas. La delantera era de tipo Du Bonnet, con brazos arrastrados y la trasera a través de brazos oscilantes.
La necesidad de reducir al máximo el peso del vehículo para mejorar el consumo, exigió minimizar la presencia y tamaño de elementos mecánicos. El auto apenas pesaba vacío 285 kilos. Derivadas de esta necesidad, una de las características funcionales de muchas microcoupés era la ausencia del diferencial. En el caso del Heinkel, la falta de este dispositivo obligó a reducir la trocha trasera a sólo 220 mm, de manera de minimizar las diferencias de velocidad de cada unas de las ruedas originadas en los distintos radios de giro y trayectorias.
50 por ciento argentino
En la planta que Los Cedros poseía en General Pacheco se realizaban las operaciones de armado de las carrocerías, cuyas piezas se fijaban mediante soldadura de punto, para luego ser sometidas a los procesos y tratamientos anticorrosivos y de pintura. Una vez armadas, se efectuaba el montaje del motor, elementos de transmisión y demás orgánicos mecánicos. La integración nacional alcanzaba el 50 %.
La producción del Heinkel en nuestro país se mantuvo hasta 1962. Ese año se armaron las últimas 600 unidades de un total de 2962.
Tiempo después, Los Cedros se fusionó con Isard Argentina en un intento por sobrevivir financieramente, pero sólo pudieron prolongar la agonía hasta la mitad de los años 60.