El IPAM Leeds fue producto del entusiasmo de Guillermo H. Leeds, un técnico radicado en la ciudad de La Plata que desarrolló un original vehículo de características anfibias. El proyecto comenzó a gestarse a mediados de la década de 1950, cuando fue constituida Industrias Platenses Automotrices, una empresa de capitales íntegramente nacionales.
Se proyectaba un vehículo económico de mecánica y construcción simples para lograr una producción seriada que no requiriese de una gran inversión en máquinas herramientas, matrices y equipos. La fabricación se realizaría en los talleres propios de la empresa y contaría también con el aporte de empresas subsidiarias.
La dirección del proyecto estaba a cargo del propio Guillermo Leeds quien desarrolló tres alternativas presentadas en carácter de prototipos en La Plata en diciembre de 1959.
Los tres prototipos realizaron ensayos durante 5 años a lo largo de 80.000 kilómetros. Fueron denominados IPAM-Leeds L1; L2; y L3. Esta última versión fue la elegida para su evolución y posterior producción.
Un anfibio platense
El IPAM-Leeds era una microcupé con carrocería para cuatro pasajeros a la que se accedía mediante dos puertas laterales envolventes respecto al techo con apertura tipo alas de gaviota. La carrocería estaba construida íntegramente en chapa de acero y se montaba sobre un chasis constituido por una plataforma de largueros con soportes para el motor y travesaños transversales. Las ventanillas eran de tipo corredizo, realizadas en acrílico.
La característica distintiva era su capacidad para transformarse en anfibio mediante la incorporación de una hélice de tres palas que se incluía como equipo opcional. De esta manera, el vehículo podía transportar en el agua una carga de 250 kilos a una velocidad de 12 km/h.
El motor que lo impulsaba era un Villiers de 325 cc, dos tiempos y dos cilindros, refrigerado mediante turbina de aire y dispuesto sobre el eje posterior. Con sus 18 hp de potencia a 4800 rpm, la “Autoneta” IPAM-Leeds podía alcanzar en superficie una velocidad de 90 km/h.
Como toda microcupé, el rango distintivo estaba en el bajo consumo estimado en 5 litros cada cien kilómetros. Con este parámetro y un tanque de combustible de 20 litros alcanzaba una autonomía de 400 kilómetros.
El vehículo disponía de una distancia entre ejes de 1700 mm, una trocha delantera de 1350 mm y una trasera de 650 mm, en tanto que su ancho máximo era de 1500 mm. Con solo 3200 mm de extensión, el conjunto pesaba apenas 400 kilos, con lo cual su relación peso/potencia quedó establecida en 22,2 kg/hp.
La transmisión se efectuaba a través de una caja manual de 4 marchas hacia adelante y marcha atrás mediante inversor. La tracción era trasera por cadena bañada en aceite.
En el eje delantero disponía de un sistema de suspensión independiente con brazo oscilante de arrastre, resortes helicoidales y amortiguadores hidráulicos. La trasera presentaba dos brazos oscilantes de empuje, media ballesta y amortiguadores hidráulicos. Por su parte, los frenos eran de accionamiento hidráulico en las cuatro ruedas.
El anfibio prototipo superó exitosamente las pruebas en el Lago del Bosque de La Plata sin que presentara ningún tipo de inconveniente.
Pocas unidades
Una vez optimizado el diseño, comenzó a planificarse la producción en serie de las primeras unidades. Para ello, la empresa había adquirido una partida de 40 motores Villiers de origen inglés, pero dificultades en la Aduana le impidieron ingresarlos al país.
Si bien no hay datos concretos, se estima que entre 1960 y 1961 se alcanzaron a terminar entre 10 y 15 unidades.
Sin dudas, el anfibio IPAM-Leeds representó una alternativa interesante y absolutamente original para la incipiente industria automotriz argentina de principios de los años 60.
Fotos: gentileza Luis Varela