En 1949, con la constitución de Autoar, llegaba al país la primera inversión extranjera destinada a la producción de autos en serie. Al principio produjo solo vehículos utilitarios, pero hacia fines de los años 50 la expansión del mercado automotor argentino obligó a diversificar la oferta hacia automóviles de baja cilindrada.
La respuesta llegó desde Alemania cuando, amparada en el Régimen de Promoción Automotriz sancionado en 1959, Autoar obtuvo un acuerdo de licencia de NSU Motorenwerke Aktiengesellschaft Neckarsulm de Alemania Federal para fabricar el pequeño Prinz.
Por resolución 174 del 9 de noviembre de 1959, la Secretaría de Industria y Minería aprobó los planes de producción del nuevo vehículo que quedaba inscripto dentro de la categoría “B” que incluía a los de cilindrada menor a los 750 cc.
Los planes estimaban un volumen de producción creciente que alcanzaría 4000 unidades en 1962, 5000 en 1963 y 6000 en 1964. La fabricación se inició en julio de 1960 completándose en el primer mes 255 unidades de las 1000 previstas para ese año.
Para ese entonces las oficinas centrales de Autoar habían sido trasladadas a la calle Viamonte 1693, esquina Rodríguez Peña, en Buenos Aires. La empresa había anunciado planes de expansión con la adquisición de un terreno de 17 hectáreas sobre la ruta 202 en Don Torcuato, donde se construiría la nueva planta industrial.
El NSU Prinz había sido presentado en Alemania en el Salón de Frankfurt de 1957 y rápidamente se transformó en un suceso de ventas tanto en su país como en otros de Europa Occidental.
NSU Prinz argentino
A diferencia del modelo alemán, el NSU local incorporaba en su frontal la palabra Autoar en tipografía cursiva. Su adaptación a nuestro medio incluía un paragolpes de una sola pieza reforzado por las típicas uñas-defensas.
Estaba impulsado por un motor bicilindrico de 583 cc, de cuatro tiempos. El propulsor estaba dispuesto transversalmente sobre el eje trasero y se refrigeraba por aire mediante turbina centrifuga. Una de sus características innovadoras era la configuración del árbol de levas a la cabeza, uno de los pocos que aplicaba esta solución en esos tiempos. El desarrollo de esta planta impulsora estaba basado en el de la moto Max, un monocilíndrico de 250 cc que erogaba 20 hp.
El NSU se ofrecía en dos versiones: Prinz y Prinz 30. Ambas estaban equipadas con el mismo motor pero con diferentes relaciones de compresión (6,3:1 y 7,6:1), que determinaban potencias de 24 hp y 34 hp, respectivamente. Otras modificaciones menores se encontraban en la ornamentación de las carrocerías; el modelo 30 presentaba una carrocería en dos colores y techo corredizo opcional.
Como muchos autos de su categoría, el encendido estaba confiado a una dinamo arranque Dynastar que funcionaba con una batería de 12 voltios.
La transmisión era sobre el eje trasero mediante una caja de cuatro velocidades y un embrague monodisco seco de accionamiento mecánico. Solo en el Prinz 30, los cambios eran totalmente sincronizados. El motor, la caja y el diferencial formaban un solo bloque.
La suspensión era independiere en las cuatro ruedas. Adelante a brazos transversales triangulares y amortiguadores hidráulicos telescópicos coaxiales. El puente trasero presentaba semiejes oscilantes con doble cruceta y juntas universales de goma, amortiguadores hidráulicos telescópicos coaxiales y resortes helicoidales de largo recorrido.
Espacio y economía
El NSU Prinz era un pequeño sedán de dos puertas con capacidad para cuatro pasajeros. Con su habitáculo totalmente ocupado, el tanque lleno y un equipaje de 9 kilos, alcanzaba un reparto de carga ideal, es decir, 50 % sobre cada uno de los ejes.
La carrocería, estampada en acero, era del tipo autoportante. Sus reducidas dimensiones de sólo 3145 mm de longitud total, 2000 mm de distancia entre ejes, 1200 mm de trocha y 1420 mm de ancho, le otorgaban un radio de giro de solo 4300 mm.
La buena relación peso-potencia lo convertían en el vehículo más ágil de su categoría. Las prestaciones eran modestas. La velocidad máxima era de 120 km/h para el modelo 30 y 100 km/h para la versión base.
La mayor virtud del NSU estaba en su consumo estimado en 6,2 litros cada cien kilómetros en el modelo Prinz 30. Con los 24 litros que cargaba el tanque de combustible, alcanzaba una autonomía de 360 kilómetros.
Su equipamiento sencillo constaba de un equipo de calefacción y refrigeración. Sobre el tablero se encontraba el cuadrante combinado velocímetro – cuentakilómetros, llave de encendido y de accionamiento del limpia parabrisas. Luces testigo de encendido, presión de aceite, nivel de combustible completaban el cuadro. El centro del tablero presentaba una depresión para poder instalar un equipo de radio en forma opcional. Sobre el volante se encontraban las palancas para el comando combinado de la bocina, bocina-luz e indicador de giro.
Los asientos delanteros eran individuales, de regulación longitudinal y con respaldos reclinables para dar acceso a las plazas traseras.
Su precio en 1961 era de $247.500 que lo hacía competitivo frente a sus rivales directos como el De Carlo 700 ($278.000), Isard Royal 700 ($279.500) y Citroën 2cv ($255.000).
La producción cesó en 1962 alcanzando un total de 2432 unidades.
Fotos: Freddy Pereyra
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