A mediados de los años sesenta, Luis M. G. Varela publicaba en las páginas de la revista Automundo diseños propios de autos de competición y deportivos. Algunos de estos diseños y modificaciones fueron llevados a la práctica por mecánicos y constructores.
En 1969 presentó un proyecto de modificación de un Renault Gordini de serie. Varela diseñó un Gran Turismo de 2 puertas y de 4 asientos, de características funcionales, que reunía la practicidad de un auto familiar con el refinamiento de un modelo fuera de serie, pero apto para circular por las calles.
La producción del Varela-R se concretó por medio de la concesionaria IKA-Renault 9 de julio Automotores (empresa que fabricaba el Andino).
La carrocería del Gordini era modificada casi totalmente en los talleres de esa agencia de la ciudad de Nueve de Julio.
Los trabajos que se realizaban eran los siguientes: se quitaban las puertas traseras, se inclinaba un tanto la posición del parabrisas, se cortaban las puertas delanteras para reducir la altura en 7 cm, se extendían dichas puertas en 20 cm y se construía el techo totalmente nuevo en chapa y artesanalmente. Los laterales traseros, la tapa del baúl y el capot se fabricaban en fibra de vidrio.
Los faros delanteros utilizados eran los del Fiat 770 y los traseros de Fiat 800.
El tapizado interior era totalmente nuevo.
La mecánica y suspensión del Renault Gordini no sufrían modificación alguna.
Un diseño premiado
El diseño del Varela-R obtuvo el premio “Etiqueta Blanca de Buen Diseño” otorgado por el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial, dependiente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Por este proyecto, Luis Varela logró también una beca otorgada por el Fondo Nacional de las Artes, apadrinado por el ingeniero Rafael Sierra.
Se construyeron en total 6 unidades, de las cuales se vendieron una en La Plata, otra en Capital y una tercera en Chivilcoy. Las tres restantes fueron adquiridas por una empresa que se dedicaba a vender rifas en la provincia de Tucumán. Se presume que habría un sobreviviente en la localidad de Nueve de Julio.
Fuente: esta nota fue escrita por el recordado historiador José Luis Murgo, editor de Coche Argentino, y publicada en la edición nº27 de la revista digital Autohistoria.