Al comenzar 1969, Industria Automotriz Santa Fe (IASFSA), fabricante en nuestro país de los DKW-Auto Union, se jugó la última carta para mantener en pie la actividad de la fábrica emplazada en Sauce Viejo.
Luego de un comienzo auspicioso con la producción de los simpáticos y petardistas Auto Union 1000S, la empresa de capital nacional que los producía bajo licencia sufrió una drástica caída en los volúmenes de producción provocada por su delicada situación financiera.
En enero del último año de la década de 1960 se intentó el salvataje con el lanzamiento de la nueva línea de utilitarios frontales. Con un renovado diseño, más capacidad de carga y múltiples versiones, la fábrica santafesina hizo su apuesta final. Pero no alcanzó.
La planta cerró sus persianas a fines de ese año y las poco más de 200 unidades fabricadas dejaron testimonio del esfuerzo final.
En el verano de 2006, mientras disfrutaba de mis vacaciones en Mar del Plata, me topé con uno de los pocos ejemplares sobrevivientes. Mi memoria es imperfecta, pero posiblemente sea el único frontal DKW de segunda generación que vi en mi vida.
La unidad en cuestión estaba reacondicionada como casa rodante y en perfectas condiciones de uso. Se trataba de un ejemplar doble cabina (se ofrecía así de serie) al que se le había elevado el techo, cual dromedario a la altura de la segunda puerta, y se la había anexado una caja que hacía las veces de hábitat.
El frontal lucía casi tal cual que en 1969 salvo por la adopción de una rejilla adicional para refrigerar el motor y el remplazo de las luces de posición y giro, seguramente sacrificadas en algún error de cálculo en el frenaje.
Temiendo por mi integridad física, no me atreví a golpear sus ventanillas para consultar a sus ocupantes sobre el origen del vehículo y cómo habían llegado a él. Solo me limité a contemplarlo y tomar algunas fotos.
El DKW estaba estacionado en las cercanías del Bulevar Marítimo Patricio Peralta Ramos desde donde podía gozar de una más que privilegiada vista al mar. Un cartel en su ventanilla y otro en el parabrisas advertía a las autoridades con la leyenda “Vehículo descompuesto con aviso policial”. Tal vez, una trapisonda para evitar multas y vacacionar unos días sin costo de estacionamiento.
Cabe aclarar que una vez finalizada la experiencia industrial de IASFSA, el utilitario de Auto Union tuvo una segunda vida como “Frontalito” de IME. Pero esa es otra historia.