Hace 119 se realizaba la primera carrera de automóviles en Argentina. La prueba pionera se disputó en el Hipódromo Argentino de Belgrano.
En la tarde del sábado 16 de noviembre de 1901, se realizó la primera competencia automovilística en el Hipódromo Argentino de Belgrano. Entonces el parque automotor nacional que no llegaba al medio centenar. Se trataba de un evento organizado por la Sociedad Damas de Caridad a beneficio del Instituto Siglo XX, al cual asistió, según la prensa de le época, “un numeroso y escogido público”.
El programa de actividades constaba de cuatro números distribuidos según las características de los vehículos participantes y las distancias a recorrer.
El primero de ellos fue suspendido. A las cuatro de la tarde se inició el segundo, realizado en una distancia de 1000 metros (otras fuentes citan una distancia de 1100 y 1500 metros) con vehículos de menos de 500 kilos. Juan Cassoulet resultó ganador, secundado por Juan Abella, Marcelo Torcuato de Alvear y Aarón de Anchorena (otros documentos como el del diario La Nación, ubican en esta posición a Egisto Gismondi). Según la crónica de La Nación del 17-11-1901, “…el coche del Dr. Alvear sufrió la rotura de una cadena, accidente sin el cual habría resultado seguramente ganador, pues tuvo que limitar sensiblemente la velocidad que había imprimido a la máquina a la partida”.
El ganador lo hizo a bordo de un Rochester que cubrió la distancia en 49 segundos a un promedio de 73,469 km/h. Por este logro, Cassoulet recibió como premio una cigarrera y fosforera de plata.
El tercer número previsto para vehículos eléctricos, fue declarado desierto por inasistencia de los inscriptos.
Un presidente ganador
En la cuarta carrera, con autos de peso libre y un circuito de 3000 metros, disputaron un mano a mano Marcelo T. de Alvear y Aarón de Anchorena, donde resultó ganador el futuro presidente de la Nación a bordo de un Locomobile a vapor y aventajando con una gran distancia al Panhard naftero de su rival. Ambos pilotos fueros acompañados por sus respectivos “chauffeurs”. La prueba fue fiscalizada por los señores Emilio Casares y Dalmiro Varela Castex, quienes actuaron de jueces de largada y llegada, respectivamente.
Medios de la época como el diario La Nación, La Prensa y la revista semanal Caras y Caretas, se hicieron eco de la novedad, dándole una amplia cobertura en sus páginas.
El texto forma parte del libro “Un siglo de autos argentinos. De los pioneros a la producción seriada”, de Gustavo Feder, publicado por Lenguaje claro Editora.