El 21 de noviembre de 1940 abría sus puertas la “Primera Exposición de la Industria Automotriz Argentina”, muestra organizada por la asociación que agrupaba a los autopartistas argentinos.
La actividad autopartista nacional, presente desde mediados de la segunda década del siglo 20, tuvo un impulso mayor durante los años 30. Si bien en su mayoría siguieron siendo talleres con baja tecnificación, su actividad permitió abastecer al mercado de reposición e inclusive proveer con algunas autopartes a las empresas norteamericanas que iniciaron a partir de los años veinte el montaje de vehículos en el país.
Aunque la producción de estas empresas estaba orientada mayoritariamente a las autopartes de menor complejidad, como piezas de fundición de bronce y aluminio, vidrios planos, espejos, elásticos, tapicería, engranajes, pistones, aros, filtros de aceite, baterías, cintas para frenos, amortiguadores, placas de embragues y radiadores, hubo otras que llegaron a diseñar y construir chasis completos, incluidos la fundición y mecanizado del block de su motor.
Unión de Fabricantes de la Industria Automotriz
En 1939, un grupo de industriales del sector fundó la Unión de Fabricantes de la Industria Automotriz, agrupación de la que fue elegido primer presidente Ubaldo Aparicio, de Aparicio Hermanos y Compañía. La entidad gremial empresarial funcionaba dentro de la estructura de la Unión Industrial Argentina. Entre el 21 de noviembre y el 2 de diciembre de 1940 realizó su primera muestra, denominada “Primera Exposición de la Industria Automotriz Argentina”, en el edificio sede de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Entre los productos exhibidos se destacó el presentado por la empresa CATITA (por Compañía Argentina de Talleres Industriales del Transporte y Afines), un chasis construido con piezas propias y de los distintos proveedores presentes en la exposición (foto).
El texto forma parte del libro “Un siglo de autos argentinos. De los pioneros a la producción seriada”, de Gustavo Feder, publicado por Lenguaje claro Editora.